miércoles, 2 de enero de 2019

Con 40 años, a una persona le queda aún el 67 % de su vida laboral. ¿Y te parece viejo para contratarle?


Vayamos directos a la yugular; digo, a los datos: En las principales economías de todo el mundo la fuerza laboral se está reduciendo por el envejecimiento de la población. En toda Europa, la población en edad de trabajar se prevé que disminuya en un 10%, cerca de 50 millones de personas, para el año 2030. China, aunque será nueva superpotencia, tiene un desafío similar: su población en edad de trabajar alcanzó su punto máximo en 2010 y en 2050 más de un cuarto de su población tendrá más de 65 años. Es decir,  el mayor cupo de personas que estarán en activo serán de mediana edad o mayores, no jóvenes.
Como explico en el libro Knowmads, en gran parte del mundo desarrollado y de los mercados emergentes en este mismo año, 2050, la proporción de la población mayor de 65 años superará la cuota de menos de 15 años de edad. Algo nunca antes visto en la historia de la humanidad.
La nueva demografía trae importantes cambios en el capital humano. Es una de las razones que está haciendo revisar sus programas y leyes sobre edad de jubilación y que asimismo está haciendo pensar cómo gestionar esto a muchas empresas.

✔ En 2050, la media de edad de los europeos será de 52 años frente a los 37 actuales.
✔ En  2050, una de cada tres personas del mundo desarrollado estará cobrando una pensión.
Huele a problemas…

¿De qué modo afectan estos cambios demográficos al ámbito profesional?
1. Al igual que nuestras vidas se alargan, nuestras carreras también se van a alargar en el tiempo: difícilmente nos jubilemos con 67 años.
2. Esto se traduce también en que una persona con 40/ 50 años… ¡está en su mejor momento laboral! En la mitad de su vida profesional.
3. ¿Aún piensas que cobrarás una pensión? Por si acaso, no contaría con ello, porque… ¿qué jóvenes nos las van a pagar?
4. Las empresas tendrán que aprender  a gestionar la diversidad generacional.

Los que vivimos en los llamados países desarrollados nos hacemos viejos. De dos maneras. Por un lado, la calidad de vida y avances en tecnología y medicina hace que estamos en los albores de la vida de 100 años; vamos a vivir –y si no nosotros, nuestros hijos, en concreto los nacidos alrededor de 2010– la tira de tiempo. Esta larga esperanza de vida trae consigo nuevas oportunidades pero, sobre todo, nuevos retos. Tocará cuestionarse aún más profundamente estos temas: la de la edad de jubilación, cómo facilitar el empleo a los mayores de 65 años… reflexionar acerca del aprovisionamiento de las pensiones… ¿Estamos preparados para trabajar hasta los 80 años? ¿Están nuestras empresas listas para tener octogenarios entre sus filas?
Pero cómo vamos a estar preparados… ¡si todavía creemos que una persona con 40 es vieja para ser contratada! (fija o por colaboración, da igual). No deja de asombrarme el brutal desconocimiento que aún hay en muchísimas empresas, en los departamentos de RRHH, sobre estas tendencias laborales que de manera tan directa afectan a los equipos de trabajo; a los empleados con los que se ha de contar. No podemos seguir pensando que alguien que supere la barrera de los 40 está obsoleto, porque estamos dejando arrinconado una cantidad de talento espectacular.

eamos la Tabla de Schwartz:
 Si tienes 30 años, tu porcentaje de años productivos pendiente es del 83%
 Si tienes 40, el 67%
✔  Si tienes 50, el 50%…
 Incluso en la edad de jubilación actual estándar, los 65, nos quedaría un 25% de edad laboral todavía por delante.
So what?
Por si alguien no me cree (y sé que alguno preferiría no saberlo) copio la tabla completa, extraída del maravilloso libro que de paso recomiendo, de Tom Butler-Bowdon: “Never too late to be great: the power of thinking long”.
Miremos qué edad tenemos, y hagamos cálculos… Quizá sea buena idea, si aún no lo hemos conseguido, empezar a buscar aquello que realmente nos motive y deseemos hacer, para que esta noticia no nos desespere sino que la integremos como una realidad más. No es lo mismo tener por delante 67% de cosas geniales/agradables/satisfactorias/únicas/ponaquíloquequieras por hacer, que algo por lo que te duela levantarte los lunes en la mañana.
Es ya momento de que los reclutadores, contratadores, dejen de descartar en función de la edad. Es ya hora de que las personas que superan la “barrera” de los 40, dejen de descartarse a sí mismas y de ponerse excusas en función de su edad.

Porque alguien con esos años viene acompañado de una estupenda mochila de conocimientos, expertise, práctica… (ya sabemos el dicho del viejo y el diablo), si bien solo aporta valor diferencial y útil si es a su vez un profesional del s.XXI. Es decir, está digitalizado, actualizado, se preocupa por estar al día y no dejar nunca de aprender, mejorar y crecer.
“Jamás un hombre es demasiado viejo para recomenzar su vida y no hemos de buscar que lo que fue le impida ser lo que es o lo que será”.
Miguel de Unamuno
Feliz futuro.

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